Hace pocos días cerramos la 27 edición de Campos de Solidaridad con lo que en Setem denominamos el “encuentro de vuelta”. Una cita en la que los voluntarios y voluntarias, tras visitar proyectos en países de Asia y América durante los meses de verano, se encuentran para compartir vivencias, sensaciones y emociones.
Dos de las reflexiones más repetidas fueron, por un lado, que el cuerpo viaja más rápido que la mente y que, a pesar de que muchas ya aterrizaron hace semanas, no había día que no recordaran algún detalle del viaje. La digestión de todo lo vivido, contaban, iba a ser más larga que un vuelo intercontinental.
La otra idea recurrente fue que, tras la experiencia, tras conocer lugares y personas tan especiales que desarrollan su trabajo y su vida en entornos complejos, lo único que les quedaba era aprender a vivir con ello de la manera más coherente posible.
Y sobre eso trata en realidad este encuentro de vuelta. Poniendo en común todas las vivencias que nos traemos del viaje, ¿cómo podemos darles continuidad? ¿Cómo podemos convertirnos en activistas, en agentes de cambio de aquellos temas sociales que más nos preocupan y nos parece necesario transformar?
Para empezar el encuentro contamos con un guía excelente, el profesor Rafael Díaz Salazar, que compartió opciones y alternativas para continuar con la formación y la experiencia de Campos de Solidaridad.
¿Por qué visitar proyectos de desarrollo local en países del Sur?
Con Rafael reflexionamos sobre porqué son tan necesarias este tipo de experiencias en los tiempos actuales en los que todo parece estar a un sólo click y porque debemos convertirnos en activistas. Nos contó que, para él, son varias las razones.
“Por un lado, es la mejor forma de experimentar sensorial y empíricamente el impacto de las ONG de cooperación para el desarrollo y ver de primera mano porque resulta positiva la solidaridad internacional, que ayuda a cambiar la vida de muchas comunidades”.
“También, se trata de la mejor forma de conocer realidades nacionales muy distintas a España y Europa. Y, por último, porque es mucho más lo que recibimos de lo que damos. Se trata de países en los que hay riqueza humana, social, cultural y paisajística enorme. Vamos a recibir muchas vitaminas para la vida con este tipo de experiencias. En suma, puede ser la mejor forma de incorporar la solidaridad internacional a nuestra vida cotidiana y convertirnos en activistas dentro del mundo de las ONG”.
¿Por qué es tan necesario asociarse y participar como ciudadanía organizada?
Una pregunta que también le hicimos a Rafael, ya que suele ser tema clave en sus charlas.
Primero, nos contó, “porque somos sociales por naturaleza y todas y todos dedicamos un tiempo para estar con otros. Un tiempo muy centrado en la gratificación en torno al ocio, cuya dimensión es pasarlo bien e intercambiar emociones y afectos, lo cual es estupendo. Pero lo que añade la pertenencia a una asociación y en concreto de solidaridad internacional, es que, además de todo lo anterior, hacemos cosas para la transformación social”.
“Para que eso sea posible el estar con otros es fundamental, ya que la acción individualizada termina evaporándose, tiene menor impacto y, sobretodo, enriquece menos nuestra vida. El ser solidario es una forma de vida feliz y transformadora. En las sociedades capitalistas tenemos una visión muy individualista de la felicidad y muy asociada con sensaciones privadas. El mundo de lo público desaparece de nuestras vidas y yo creo que es una forma de vivir ciego. Hay que combinar el mundo de lo afectivo y lo emocional con la alegría del compromiso social».
Nepal, India, Honduras, Guatemala, Bolivia
El tiempo para la puesta en común de los voluntarios y voluntarias que habían viajado a los diferentes proyectos fue, sin duda, el momento más especial. Relataron la llegada, las impresiones, las conversaciones, la gente. Cómo viven y cómo sienten, la riqueza que tienen viviendo con lo básico y el ánimo de enfrentarse a situaciones diferentes y complejas.
Ya fuera en proyectos con mujeres, menores, en la ciudad o comunidades que crecían en torno a plantaciones, la impresión común fue que, quizás, no nos necesitan tanto allí para poder cambiar pequeñas cosas, como aquí, en el Norte, para incidir en las dinámicas que mueven el mundo.
Si quieres participar en Campos de Solidaridad 2019, tender la oportunidad de formarte y viajar a conocer proyectos de desarrollo en países del Sur y ser parte activa de los cambios sociales, puedes suscribirte a nuestro boletín o escribirnos a campos.madrid@setem.org